Con el Sol recorriendo la constelación de Tauro, les invito a reflexionar acerca de uno de los contenidos centrales que este bello signo aborda.

De los tres signos de tierra, Tauro gobierna, en el hemisferio norte, la primavera y en el sur, el otoño. En ambas situaciones el paisaje brilla con fuerza gracias a los colores que describe la naturaleza con diversidad de tonos y matices.

Cada uno de los signos asociados a este elemento se encuentra en un lugar distinto. Capricornio inicia una estación el 21 de diciembre, Tauro está en el medio del ciclo el 21 de abril y, por último, Virgo finaliza el período estacional el 21 de agosto. De este modo operan los ciclos, donde los distintos momentos del año y del florecimiento se correlacionan con diferentes funciones al interior de la psique.

Tauro no sólo está asociado a la tierra sino que, debido a su particular ubicación dentro de la estación a la cual pertenece, se relaciona con la función de estabilizar, afirmar y consolidar todos los procesos de crecimiento. Es la tierra de Tauro, es el árbol que da sombra pero que a la vez es poseedor de grandes raíces y anillos en su tronco que hablan del paso del tiempo y su desarrollo.

Para que el despliegue del ser humano ocurra en gloria y creatividad es necesario que cuente con una base firme y sólida dada, por una parte, por sus dones y talentos personales y por otra, por los recursos heredados de los ancestros que le han precedido, Tauro.

Date un momento para reflexionar y encuentra un lugar donde la tierra esté húmeda, deja que tus pies tomen contacto con el suelo que te sostiene, cierra los ojos y siente tu cuerpo, acomoda tu postura hasta percibir en ti seguridad. Conéctate ahora con un profundo sentimiento de bienestar. Abre los ojos, eres tierra sólida y firme. No busques fuera, todo lo que necesitas para sentirte así está dentro de ti.

Marilú Silva Montes
Psicoastrología